Category Archives: A La Une

island

Hugh Hazelton

 

dreamwaves

engulfedenfolded

on summerbed

breaking southernly

on the nightshore

wind lightly rattling

the blinds

from beyond

the whispering stars

swimming through darkwater

darkdarkdarkdarkdarkwater

frog stroke     frog stroke    underwater

and then up ever up to filtering curtained afternoon airlight

sidestroking breaststroking crawling

hhhhhhhooooouuuuuuuuuuuu

wwwwwhhhhhooooooouuuuuuu

hhhhhhhooooouuuuuuuuuuuu

wwwwwhhhhhooooooouuuuuuu

across

the softswells of smoothwater

toward the offshore

island

I’d so oftenseen

off to the north

visited on sunspilt

young days with friendsandcousins

by rowboat

IMG_2984
credit photo: Angel Mota Berriozabal

 

 

but now swimming

water splashing overeyes

sun wavering refracted

through saltdrops

the farthest I’ve everswam

out of the bay

its quietsea

on the outgoing tide

to the cove entrance

where someone is calling

someone who is that someone calling

a voice I know

who is she calling

the woman now or past

from the lastrocks

though no one’s visible

reaching out to me across air and years

was it anothertime

 

diving again

froglike           froglike

deeper into

the waving indistinct

forms of kelpstrands with podheads

feeling them brush against my armslegs

no they’re not wrapping around me

as I used to fear whenachild

I’m just moving through them

like anyfish

yes maybe I can feel their hands though

time to rise for airagain

back to the crystal surface

breathe deeply floating and then

return divingdown

the wrackfaces quavering

calling my name again

why have you left us here

down farther down

down as far as I can go

and still be able

to rise again

why have you abandoned us

we who suffered below

jetisoned our feetandhands chained

into the sargasso seas

listenlistenlistenlisten to us

long sea laments

why was this done to us

airagain airagain airagain

rising the kelp slipping

from along my legs

breathe

 

IMG_4736
Credit photo: Angel Mota Berriozabal

 

backstroking quietly

hills to the left

gesturing to the island

harbour point which I’ve passed

the wind freshening

ocean waves now

seawater drying on my face

and the sun above

through the waterfilm

across my eyes

sun and waterbug backswimmer

like the flat oval insect I found with my sister

scissoring across the depths

the water dark blue now

just being

floating

upon liquid beneath sunair

the crinoids far behind

their fossil stems turned to luckystones

my jellyfish tentacles

propelling forward

toward the rocksand island

where no ambulatory life yet lives

long before legsfeet and lungfish

hopped about in the mud

but covered with hardy plants

grown lush in summer

nothing here needs me

though I need everything around me

humanjelly tentacles sting and wither

whatever they touch

a medusa propelling itself across the seas

and coming ashore to an untrodden garden

with acid arms pumping out neurotoxins

into other lifeforms

 

IMG_3691
Credit photo: Angel Mota Berriozábal

 

tiring

my limbs of stone

Perseus has flown over me

the sun is too hot

turn facedown quiet butterfly

waves calming as the island comes closer

pushing me forward

drifting on them because

I have to have enough force

to get back

the ancient pilings of the old lighthouse pier

rise glistening with algaecovered heads

from the seafloor

covered with fineslime

slippery as the eels that live among

the rocks once thrown down

to hold the structure

collapsed and washed away so long ago

where fishlive now oblivious

to the blind stone eye

of the lighthouse the keeper gone

a century ago coming in now

to the tiny beach flanked by boulders

of a rockscrub island

feet at last touching sand

slipping on rock

 

here I am

alone amid the sunwaves

breathing deep sodeep

lungdeep now after gills

the first fish to walk the land

lie back relaxing

on the heated sand

as long as you want

waiting for the tide to change

and flow to shore again

before making the tripback

if I can

I’m thirsty really thirsty

musthave swallowed toomuch seawater

did they know I left

did I tell anyone I was going

the voice that was calling to me

to come back to those people

still waiting forever waiting

looking seaward from the point

the cove sofaraway now

I’m tired but best to startsoon

now that the tide is running back

and before the offshore wind comes up

and the sun starts to set

perhaps I can closemyeyes justalittle

justabit quietly won’t sleep can’t miss the tide

just for a fewseconds fewseconds just

 

the dreamswimmer hesitates

forever coming up for air

on the bed of darkness

with stars turning swirling over water

 

 

Sembrar y volver a creer; Haida Gwaii, On the Edge of the World

 

Ángel Mota Berriozábal

Observando el río San Lorenzo, desde el oxidado y vetusto puerto de Montreal, seguí las líneas del agua, los trozos de hielo que se escurren por la corriente. Vorágine que azotó navíos por tantos siglos. Una de las aguas más peligrosas del mundo por sus numerosas corrientes y diversidad de fondos marinos. Y en ese río, grisáceo, imaginé todo el estiércol que ha sido evacuado en su organismo. El alcalde de la ciudad, Dennis Coderre, decidió abrir las cañerías de la urbe para verterlas al San Lorenzo. Con esta observación, desde el puerto, pensé con ese calor anormal de otoño, en los cambios climáticos, provocados por la contaminación y el exceso industrial humano. Me sentí y siento como microorganismo, parásito, entre fábricas, humo, mierda y la prosa de la destrucción urbana. Lo cierto no veía ninguna solución a esta depredación y paulatino deterioro de todo en la isla de Montreal y el mundo.

Por ello, cuando mi amiga mexicana-canadiense Dafne Romero me invitó, desde la British Columbia, a ver el documental que coordinó como productora; Haida Gwaii, at the Edge of the World, nunca imaginé que ir a ver su trabajo en la Universidad de Quebec en Montreal, donde se proyectó, pudiese obsequiarme eso que precisamente me hacía falta; esperanza y deseos de volver a creer y sembrar para revivir la tierra donde vivo.

World-Community-Film-Fest-Haida-Gwaii-On-the-Edge-of-the-World

Haida Gwaii, at the Edge of the World fue dirigido por Charles Wilkinson, obtuvo los premios a mejor documental en los prestigiosos festivales de cine de Toronto, Vancouver y Nueva York. Wilkinson, invitado por Dafne, luego de un proyecto que hicieron juntos sobre la nación Haida, accedió a volver a las míticas y remotas islas al noroeste de Canadá para contar cómo la nación indígena de las islas y la población anglosajona e inmigrante, han logrado salvar la naturaleza, cultura, ecosistemas, vida social y cultural de este paraje, casi edénico.

Las islas Haida Gwaii, antes denominadas por el colonialismo inglés: Charlotte Islands, son cuna y casa de una de las civilizaciones indígenas más desarrolladas al norte de México; la Haida. Desde tiempos inmemoriales esto nativos han sabido emplear los árboles gigantes; cedros, tuyas, piceas para construir sus casas, canoas, cestas, ropa, sombreros, redes, etc. Los árboles no solo son parte de uno o varios ecosistemas, “son una función de vida, hasta nuestros días −me explicó Dafne en casa de la Mrs. Stein de la comunidad mexicana de Montreal; Cristina Boilés−, en donde cada partícula de los habitantes y de sus hogares depende y está formado en relación con los árboles.” Casas y tótems, artesanías, cajas y demás manufacturas, de uso diario, despertaron el interés de los primeros colonos y por ello; “una parte fundamental de la cultura Haida y de su sobrevivencia −me afirmó Dafne, mientras hacía su maleta, con miras a tomar el avión, in extremis, rumbo a Estambul−, es el uso y trabajo sobre madera.” Los símbolos, los tótems se vuelven no solo una identidad y modo de vivir, religión de una cultura de ocho mil años, sino un modo de vivir y de ser vistos y reconocidos en el mundo por la calidad y belleza de sus obras de arte. Las cuales se hayan en tantos museos en el mundo. “De ahí que los árboles, fuente de vida ecológica y humana, se vuelven a la vez un medio de defensa cultural y social, “pues su fama –dijo Dafne, sentada entre pinturas y vasijas mexicanas puestas en todos los muros de la sala− ha logrado que muchos países deseen proteger este patrimonio de la humanidad.” De hecho, si hacemos un vínculo antropológico con el arte Haida y su función escatológica, las casas de madera en donde antes vivían representaban seres sobrenaturales o animales, que protegían a quienes durmieran dentro del hogar. La madera se vuelve un alma protectora, tal y como la madera tallada de obras de arte se ha vuelto una protectora de su cultura y contra la depredación.

swing_on_the_edge_of_the_world

“Los Haida han logrado sobrevivir –me explicó la mexicana-canadiense, quien ha hecho varios proyectos antropológicos sobre iconografía y simbolismo en la zona y ahora realiza una muestra fotográfica de tótems en Berlín−, porque su arte y alto grado de desarrollo les ayudaron a no desparecer con la colonización inglesa y sus leyes racistas, como lo fueron las leyes que les prohibían el uso de su lengua y religión, o la creación de escuelas residenciales donde los quisieron asimilar a la cultura occidental. De hecho, los europeos mismos que se asentaron en la isla, desde el siglo XIX, se unieron a los nativos para preservar la isla, su naturaleza y riqueza.” Cierto es, sin embargo, que desde el siglo XIX el imperio británico no vio en las islas otro interés que el de explotar los recursos naturales, y entre ellos, principalmente, los árboles gigantes y milenarios. Cientos de años de vida cayeron con cierras y cables, ochocientos años de un cedro o picea acabaron en astillas y bloques de madera para ser empleados en barcos, casas y muebles en Europa. El resultado de esta mutilación económica es que se cortó 70 % de los bosques de Haida Gwaii, lo que se convirtió en un abismo y destrucción ambiental, ecológica y social.

Sí, cortar tan gran cantidad de árboles equivale a cortar la vida de los Haida y su saber hacer y vivir. La mutilación de la tierra no solo la desnuda y priva del oxígeno, casa y techo a animales, el sustento de insectos, aves y mamíferos, 70% de talla es la mutilación de una cultura y de la esperanza de un planeta que todavía pueda salvarse de la mutilación de su existencia. He ahí que Dafne Romero me haya dicho que Haida Gwaii es una metáfora y ejemplo del mundo. Su caso no debe ser visto como único, sino que debe aplicarse a toda la tierra. Como lo que sucede con el río San Lorenzo y la descarga de excrementos, con la posible construcción de una estación petrolera en Cocouna; santuario de las ballenas beluga, o con el futuro paso de un oleoducto por ríos y bosques de la provincia de Quebec.

La estructura del documental da cuenta de la complejidad del fenómeno en Haida Gwaii, y por ende de la complejidad de las soluciones y conflictos que se crean en la protección o explotación de los recursos. De ahí que vemos cómo, a través de un recorrido en el tiempo, los indígenas Haida bloquearon carreteras en las islas, impidiendo que los camiones de las industrias madereras prosiguiesen su labor, visitaron la corte suprema, redactaron artículos, fueron a la ONU. Nada de lo cual hubiese tenido el mismo resultado, según lo que se muestra en la cinta y me explicó Dafne, sin la unión de la nación Haida con los “blancos.” Luego de lograr frenar el deterioro de los bosques, los Haida pudieron comprar la mayor parte de las islas y detener así la erosión total de los bosques. Además de que estos indígenas aplican ahora sus propias leyes y autoridad en casi todo el territorio, como resultado de una lucha legal con el gobierno de Canadá.

De la fuerza de voluntad, de la organización de todos los habitantes, sin importar origen racial o étnico, se propuso dar alternativas al desarrollo económico de las islas, pues no bastaba −muestra el corto−, con defender y bloquear carreteras. Se propuso hacer otro tipo de economía, como la compañía de Dafne, la cual confecciona comida con algas, entre ellas; “lasaña”, o que los colonos planten y vendan verduras orgánicas, o que el turismo, uno de los motores principales de la región, se haga con consciencia ecológica, en donde se invita y recibe a un turismo que respete tanto la fauna y la flora como el modo de vida y cultura de los habitantes.

2015_haida_gqaii_on_the_edge_of_the_world_1

Todavía se cortan árboles en los sectores privados que ofrece el gobierno canadiense a las compañías forestales y en las mismas tierras Haida, a causa de la corrupción. “La corrupción –me previno Dafne, ahora ya preparando la cena para los miembros de la revista Viceversa a los que invitó, con esa gran generosidad y altruismo que le he conocido por años−, es un problema en la comunidad Haida. A pesar de todo el trabajo por frenar la deforestación, varios indígenas se dejan sobornar y venden cientos de hectáreas de árboles centenarios.” De este modo, la lucha no solo es contra las grandes empresas de fuera sino contra el alma misma de quienes viven adentro. “Pero, lo importante −me deja ver la mexicana-canadiense−, es que la tradición cultural y política Haida es la que rige las islas y con ello las leyes de protección ambiental y la necesidad de preservar los recursos por un bien colectivo es lo que prima en las decisiones y vida locales.”

De hecho, podemos observar en la cinta la influencia del arte y cultura Haida en la manera cómo se manejan las imágenes. Existe una poética intrínseca en las tomas. Dafne me dice al respecto que, precisamente uno de los objetivos del documental es hacerlo poético, artístico, como las obras de los Haida. En este sentido, At the Edge of the World cobra un sentido casi totémico en su representación misma. La poética de las imágenes es como la poética del arte indígena representado en sus cajas, cestas, mantas y canoas. Un ejemplo es la escena constante de una ballena, de su cola. Es como si esta ballena fuera la que acompañase la barca del director o equipo de producción y sobre todo que protegiese Haida Gwaii, tal y como tiene por función el animal representado en las imágenes totémicas o los animales pintados o esculpidos en las canoas. Otro ejemplo es la superposición de imágenes de árboles, vistos desde cerca, como protectores o cuya importancia se realiza dentro de un ecosistema. Función diversa a la imagen de la mecánica o de reproducción de objetos en serie, como son los muebles, casas o papel publicitario, fruto de la deforestación desmedida. De esta forma, en la cinta, las imágenes de los árboles se vuelven simbólicas y útiles, pero no útiles en el sentido de la reproducción mecánica de un objeto o de un producto en serie, sino necesarios como seres vivos y actuantes con nosotros. Como lo afirma el filósofo alemán Walter Benjamin en su texto; “La obra de arte en la época de su reproducción técnica”; la poética de la cinta refleja “un aura.” El aura para Benjamin es la autenticidad del objetivo simbólico y cultural de la obra de arte o el espacio natural, y a lo cual tenemos un acceso directo. Esto es; el documental no solo es un espacio cinético de información, hecho a través de la tecnología que toma y saca a la naturaleza, animales o sus habitantes de un espacio auténtico para luego reproducirlo en serie a la mayor cantidad de personas posibles, solo con fines comerciales, o para despojar al árbol de su función original, sino que, por medio de símbolos en la cinta y de un arte fotográfico, vuelve al documentario un arte vivo y totémico.

A este respecto, recordemos que para los Haida la orca, el oso o cualquier otro animal esculpido en un tótem, como figura principal, así como los otros animales tallados en el árbol, cuentan la historia de un clan y pueden ser a la vez protectores del mismo o de un jefe. Las figuras pintadas en las casas son el animal que cuida a los que viven dentro y la madera misma es la piel del animal, los pilares son los huesos. La casa, las cajas y canoas tienen vida propia, dada por la obra de arte de los animales dibujados o esculpidos. De ahí que el documental se presente, entre otras cosas, como una escultura Haida, una obra de arte que va más allá de su función social o mediática de reproducción en serie, pues al retomar la escatología de esta nación se muestra como ánima que cuida, protege y guía a los personajes y personas entrevistadas y a todos los actos y sitios que vemos. Se respetó así la tradición y creencias Haida y con ello se dio un valor mismo simbólico poético al documental. Como me dijo Dafne: “todo lo que se filmó, dijo y preparó tuvo que ser aceptado y comentado por el jefe de la nación y en acuerdo respetuoso de su nación.”

Cuando acabamos de ver el documental, nos parece que Haida Gwaii es el Edén tan anhelado y que, tal vez, sea uno de los últimos recónditos de la tierra en este estado natural, en equilibrio ecológico y con un modo de vida sustentable, “sin embargo −nos previene Dafne−, el documental no lo hicimos para mostrar a la gente que esto es el paraíso o para que todos se vengan acá –rio−, sino para que todos hagan algo similar desde donde viven. Cada uno puede hacerlo.”

 

ROMAN FEUILLETON (ch.2) : “RAIN BIRD”

Pour des raisons techniques, j’arrête  aujourd’hui la publication  de ce roman feuilleton sur les pages de ViceVersa. J’invite tous ceux qui veulent  suivre sa publication quotidienne  à se brancher  sur ma page personnelle  de facebook et sur  Fulvio-caccia.com. Bonne lecture.

Fulvio Caccia

2. La visite inopinée du commissaire divisionnaire lui avait scié les jambes. Lui qui s’était fait une joie de rénover la maison pour commencer sa nouvelle vie, regardait maintenant d’un air désolé l’état de son chantier. Les piles de lattes de bois flottant, les feuilles de placo dans la cuisine, le ravalement de la façade externe… les escaliers à terminer. Il se demandait comment il allait finir avant la rentrée. David lui avait bien promis à son retour de lui donner un “coup de main”. Mais pouvait-il vraiment compter sur son fils qui, de surcroît, était à 4 000 km ? Et voilà que ce roman oublié lui rebondissait à la figure par le moins prévisible de ses lecteurs : un policier !

Fox s’écrasa sur le canapé, fixant un point indéfini devant lui. Il resta ainsi un bon moment puis lentement regarda ses mains tachées de peinture : elles tremblaient. Etait-il déjà en train de se comporter comme le coupable idéal ? Il comprit qu’il devait agir.

Sur son bureau trônait l’ordinateur. Il se leva, arracha la housse qui le recouvrait et l’alluma. Ses doigts gourds pianotèrent fébrilement toutes les combinaisons en anglais et en français des mots suivants : fait divers, Septième Ciel, Venice, Californie, drogue. Sur l’écran apparurent une vingtaine de références qui ne lui apprirent rien d’autre que ce que disait la coupure de journal laissée par le commissaire. En Californie, un SDF, sous l’emprise de cette drogue synthétisée depuis quelques années déjà, aurait “dévoré” le visage d’un malheureux congénère au point de le rendre méconnaissable. Fox resta dubitatif sur l’utilisation du terme «dévoration» par les journalistes mais s’inquiéta des propos des autorités qui redoutaient qu’une recrudescence de violence sauvage ne déferle à son tour sur l’Europe.

Quant au meurtre survenu il y a cinq ans, c’était toujours la même brève qu’il avait consultée alors. Un homme de vingt-sept ans avait été trouvé dans une mare de sang, vers 4h30 du matin, mortellement blessé au niveau du cou. L’article se terminait ainsi : ” la brigade criminelle a été chargée de l’enquête”.

DON QUICHOTTE ET HAMLET La Spanish Connection de Shakespeare

Lamberto Tassinari

Ce titre vous donne des frissons ? À moi aussi…, mais laissez-moi vous expliquer.

La route qui lie don Quichotte à Hamlet part de Londres, c’est-à-dire de Shakespeare, de son identité incertaine. La Shakespeare Authorship Question, ainsi qu’a été définie la question de la paternité des œuvres de Shakespeare, n’est pas le résultat d’une paranoïa qui dure depuis quatre siècles, mais une affaire très sérieuse à laquelle se sont intéressés des esprits parmi les plus brillants des nos temps modernes : Walt Whitman, Charles Dickens, Mark Twain, Henry James, Sigmund Freud, parmi d’autres.

En 2007, deux acteurs shakespeariens réputés, sir Dereck Jacobi et Mark Rylance, ont parrainé une initiative internationale, la Declaration of Reasonable Doubt About the Identity of William Shakespeare, dont le but est justement de faire le jour sur l’énigme littéraire la plus importante de l’histoire. Il est donc légitime et raisonnable de douter !

JF y Quijote

Shakespeare n’a jamais existé. Toutes ses pièces ont été écrites par un inconnu qui portait le même nom que lui. Alphonse Allais, 1854-1905.

Londres

Même la critique shakespearienne officielle admet que la personne de Shakespeare manque de consistance, que l’homme n’est pas là . La personnalité de l’auteur a explosé en s’éparpillant dans les personnages de son théâtre et de sa poésie à un niveau et d’une façon qui n’ont pas d’égal chez d’autres écrivains modernes de la même stature. Autre fait frappant : aucun contemporain parmi les écrivains et les correspondants étrangers à Londres n’a jamais eu le grand dramaturge comme ami, compagnon ou adversaire. De tous les documents qu’on possède datant de son vivant, aucun n’est vraiment personnel, et aucun ne présente comme un écrivain l’homme de Stratford. Shakespeare, à son époque, apparaît comme une réputation littéraire, comme un nom, un auteur abstrait plutôt qu’un protagoniste réel de la vie mondaine et culturelle. Nous ne possédons aucun manuscrit du Barde, à peine six signatures tremblotantes, pas une seule lettre reçue ou envoyée. Il n’a jamais dédicacé une pièce de théâtre à ses prétendus mécènes et personne ne lui a jamais dédicacé quoi que ce soit. Le génie autodidacte de Stratford, ni noble ni instruit, aurait écrit des œuvres pleines d’érudition pour les rois et pour les privilégiés, mais ses deux filles signaient d’une croix… Si on examine Shakespeare, son histoire, on y perçoit deux courants distincts et irréconciliables. D’un côté, la vie assez bien documentée mais insignifiante d’un acteur médiocre et imprésario de théâtre qui a été baptisé, qui n’a, probablement, fréquenté que quelques années l’école, sûrement pas l’université, qui s’est marié, a eu des enfants, a acheté des propriétés, n’a jamais voyagé, a été usurier, a connu des ennuis judiciaires, n’a pas possédé un seul livre, pas même une bible. Ce même personnage a dicté à un avocat un testament d’une banalité déconcertante (voir http://www.johnflorio-is-shakespeare.com/will.html) mais si parfaitement en accord avec la vie qu’il a vécue. De l’autre côté, il y a une œuvre théâtrale et poétique parmi les plus grandes sinon la plus grande de tous les temps, d’une complexité, d’une richesse culturelle et linguistique infiniment supérieures aux œuvres des auteurs contemporains britanniques.

Si l’homme de Stratford possède une identité embarrassante, il faut dire que ce vide a représenté une occasion idéale pour l’imaginaire critique : tout est dans le texte, la vie ne compte plus, ont conclu les critiques littéraires.

Mais rapprochons-nous de l’embouchure du tunnel.

Dans ma recherche sur Shakespeare, le véritable tournant a été la découverte de l’existence de Giovanni Florio, né à Londres en 1553. Il y a notamment, dans La Tempête, un passage utopique, un exploit philosophique prononcé par Gonzalo (2,1,143-152) que la critique a reconnu depuis toujours être le calque du Discours sur les Sauvages de Montaigne. Or le traducteur anglais du texte de Montaigne que Shakespeare a copié est, justement, John Florio. À partir de cette trace, ma recherche s’est concentrée sur le traducteur oublié. J’ai assez rapidement compris que Florio, loin d’être un acteur secondaire, était un protagoniste essentiel de la vie culturelle et littéraire de l’époque. Je me suis alors demandé pourquoi ce linguiste, lexicographe, traducteur, courtisan, ami des plus puissants parmi les nobles de son époque, durant seize ans secrétaire personnel de la reine Anne du Danemark et grand diffuseur des cultures européennes en Angleterre a été boudé par tous les universitaires de la planète. Pourquoi a-t-il été classé par toute la critique comme un technicien, un « col bleu », à côté des vrais artistes ? Pourquoi les seules et rares études qui présentent Florio comme un intellectuel majeur et un écrivain de grand talent datent-elles toutes d’une courte période entre les années 1920 et 1930 ? Pourquoi, depuis, ces quatre-vingts ans de silence ? Enfin, pourquoi un acteur si important pour la connaissance de la Renaissance anglaise et en particulier pour l’œuvre de Shakespeare a-t-il été ignoré ?

Au moment où j’ai lu les deux biographies de Florio, la première publiée en français en 1921 par Clara Longworth de Chambrun, Giovanni Florio. Un apôtre de la Renaissance en Angleterre à l’époque de Shakespeare, et la deuxième en anglais, John Florio, The Life of an Italian in Shakespeare’s England de Frances Amelia Yates, j’ai décidé de me consacrer à ma recherche avec une énergie nouvelle. Sept ans plus tard, en février 2008, mon livre a paru en italien. En 2009, j’ai publié la traduction anglaise intitulée John Florio, The Man Who Was Shakespeare. Avec ce livre, j’ai pu conclure que John Florio a écrit des œuvres de poésie et des pièces de théâtre, soit en les laissant anonymes, soit en les signant sous le pseudonyme de William Shakespeare, soit parfois avec le seul nom de plume Shake-speare, écrit ainsi, avec un trait d’union.

Les écrits du linguiste Florio ont évidemment beaucoup d’éléments en commun avec les pièces de théâtre signées Shakespeare ! L’analyse comparée de toute cette matière permet de conclure philologiquement qu’il s’agit en réalité d’un seul et unique auteur, John Florio, qui utilise son patronyme pour les œuvres d’érudition, et un nom de plume, Shakespeare, pour ses œuvres de fiction (shake spear, où la « lance » est évidemment sa plume). Des centaines et des centaines de mots, phrases, proverbes, idées utilisés par Shakespeare se retrouvent, très souvent antérieurement, dans les œuvres de Florio. Les deux hommes, Florio et Shakespeare, sont les plus importants créateurs de néologismes de leur époque. Le linguiste en a créé 1149, le dramaturge 1969.

Les  deux hommes ont le même style, utilisent les mêmes tournures de phrase, ils créent leurs mots à partir de l’italien, du français et du latin en suivant la même méthode. Mais il y a une différence cruciale encore une fois : Florio a étudié, il possède une éducation universitaire (il a fréquenté l’université de Tübingen en Allemagne et l’université d’Oxford), il possède une érudition certaine, il a résidé et voyagé en Europe et, dans son testament, a laissé à son ex-élève et protecteur William Herbert, troisième comte de Pembroke, une bibliothèque de plus de 700 volumes en quatre langues, l’une des plus riches de l’époque ! (Soit dit en passant : tous ces livres ont depuis disparu…) L’acteur de Stratford, de son côté, a peut-être fréquenté six ans l’école élémentaire, n’a jamais quitté son île et n’a pas laissé d’indice d’avoir possédé un seul livre…

Madrid

C’est le moment de pénétrer dans le tunnel.

Après avoir montré dans mon livre les raisons de la coïncidence de Shakespeare avec John Florio, en poursuivant mes recherches sur le même terrain, j’ai fait une découverte étonnante. Durant la courte renaissance anglaise, un rôle extraordinaire a été joué par la traduction : tout devait être traduit (les classiques et les modernes, les Italiens, les Français, les Espagnols) dans cette île qui, à l’époque, était plutôt « barbare » comparée à l’Italie, à la France et à l’Espagne. Avec une langue que personne ne parlait sur le Continent, elle était la Cendrillon de l’Europe. Or je l’ai dit, John Florio, alias Shakespeare, a été un des plus grands traducteurs de son temps mais, parmi ceux qui ont accompli un ouvrage remarquable, j’ai découvert aussi le traducteur du Don Quichotte, un certain Thomas Shelton. Je me suis dit que l’Irlandais Shelton aurait pu connaître Florio, Italien de lointaine origine juive espagnole et qui était dans une position de premier plan à Londres. Mais non, de Thomas Shelton il n’y a presque pas de traces dans l’Histoire. Il a traduit un chef-d’œuvre comme le Quichotte et rien d’autre : mille pages de grande littérature qui ont été lues par tous les écrivains anglais jusqu’aux XIXe et XXe siècles, mais rien sur le traducteur. Et pourtant, Cervantès et Shakespeare étaient tous les deux encore vivants en 1612… Le cas est trop vaste et complexe pour le présenter ici de façon exhaustive. J’ai écrit un long texte destiné à devenir bientôt un livre. J’ai réalisé que les rapports entre Shakespeare et Cervantès ont été perçus depuis très longtemps : il existe d’étranges consonances, d’incroyables similitudes et des coïncidences entre les œuvres des deux écrivains. Plusieurs exégètes se sont penchés sur la proximité entre la poétique de Cervantès et celle de Shakespeare, sur la parenté existant entre la philosophie de don Quichotte et celle d’Hamlet, entre l’esprit de Sancho et celui de Falstaff, etc., malgré la délicatesse du sujet qui touche à la susceptibilité de deux nations ex-impériales. Cela a retardé, voire carrément empêché une confrontation approfondie – historique, linguistique, sémiotique – entre ces deux cultures géographiquement distantes et entre ces deux langues. La simple possibilité que leur Génie national puisse dépendre de quelque façon que ce soit de l’autre grand rival étranger a suffi à décourager les spécialistes des deux côtés. Cependant, malgré ce tabou, comme toujours, il y a eu des gens qui ont vu et qui ont écrit. Ainsi a pris forme la question du rapport entre Shakespeare et Cervantès. Aujourd’hui, l’histoire du Cardenio, l’œuvre théâtrale perdue que Shakespeare aurait écrite avec John Fletcher et dont la matière provient du Don Quichotte, se trouve au centre de l’attention dans les deux camps. Mais déjà en 1860 l’écrivain russe Ivan Tourgueniev, dans une célèbre conférence parisienne, avait élaboré sur la très forte affinité entre Shakespeare et le Don Quichotte. José Ortega Y Gasset de son côté avait approfondi le lien en 1914. En 1916, James Fitzmaurice-Kelly dans une conférence intitulée « Cervantes and Shakespeare » soutenait :

«  … il n’y a aucun doute que Cervantès était à portée de main de Shakespeare. La traduction par Thomas Shelton de la première partie du Don Quichotte a bien été publiée en 1612. Est-ce que Shakespeare l’a lue ? Il me semble absolument probable que oui. »

L’intérêt est toujours si vif que, en 2005, l’Université d’Alicante a décidé d’organiser un séminaire portant sur le rapport entre les deux grands écrivains avec le titre « Cervantes and Shakespeare : New interpretations and comparative approaches » dont les actes ont été publiés l’année suivante. Dans l’introduction, J.M. Gonzalez Fernandez de Sevilla écrit, entre autres : « Bien qu’ils [Cervantès et Shakespeare] aient été considérés comme les plus grands modèles de la littérature occidentale, les spécialistes ont prêté peu d’attention à l’étude et à l’analyse de certains aspects similaires et contrastants qui pourraient par contre nous les faire comprendre davantage » (je souligne).

Un livre sur le sujet est paru en septembre 2012, The Quest for Cardenio. Shakespeare, Fletcher, Cervantes, and the Lost Play aux Presses de l’Université d’Oxford. Ce premier recueil d’essais témoigne de l’importance du rapport entre Shakespeare et Cervantès pour la recherche universitaire. Ce qu’il m’intéresse de souligner est que le rapport très étroit entre Shakespeare et Cervantès n’est pas le fruit de l’esprit troublé d’un investigateur isolé, mais bien un argument défini et étudié dans les universités. En étudiant et en comparant les quatre écrivains – Shakespeare, Cervantès, Florio et Shelton –, je me suis aperçu qu’il y avait beaucoup de chevauchements !

Voici une courte liste des similitudes entre Shakespeare et Cervantès qu’on a constatées au fil des siècles, mais que la critique a généralement négligé d’interpréter :

  • Sans éducation formelle, les deux réussissent à écrire des œuvres très riches en culture, en savoir : Cervantès ingenio lego (esprit inculte) comme Shakespeare, génie autodidacte.
  • L’ampleur de leurs lectures : le Don Quichotte, défini comme « un libro que habla sobre libros » ; les pièces de Shakespeare qui renvoient à des centaines de livres appartenant, à tout le moins, à cinq littératures : l’italienne, la française, la latine, l’espagnole, l’anglaise.
  • La bibliothèque de don Quichotte et les livres de Prospero, c’est-à-dire la bibliothèque fantôme de Shakespeare.
  • La culture encyclopédique de Shakespeare et de Cervantès.
  • La tendance commune aux emprunts, presque au plagiat. Les deux pillent au gré de leurs besoins.
  • L’influence italienne, des emprunts substantiels aux œuvres de Boccaccio, Sannazaro, Aretino, Tasso, Ariosto, la commedia dell’arte, Machiavelli, Cinzio, Castiglione, Bandello, etc.
  • La surprenante familiarité avec la Bible, évidente dans les œuvres de Shakespeare, est identique à la tout aussi surprenante culture biblique de Cervantès.
  • La grande, comparable connaissance des systèmes juridiques et légaux de leurs pays.
  • La musique : les deux ont une sensibilité et une culture musicales semblables.
  • Le fait que, comme dans le cas de Shakespeare, il n’existe pas de portrait certifié de Cervantès.
  • Les manuscrits : autant pour Shakespeare que pour Cervantès, leur absence est totale.
  • Coïncidence finale : les dernières pièces du Barde et les Novelas ejemplares de Cervantès sont des romances.

Outre ces points de contact concernant la biographie et la formation littéraire, il y a de nombreuses analogies structurelles, profondes entre les deux œuvres. Le Don Quichotte, le seul livre génial de Cervantès d’après Jorge Luis Borges, apparaît à Madrid l’année même où Angleterre et Espagne signent un traité de paix en 1605 à Valladolid. Mais le roman, promu par la Cour et jouissant d’un bon succès « de public », sera toutefois reçu avec hostilité par les écrivains espagnols. Considéré come un livre un-Spanish, il ne sera vraiment accueilli que deux siècles plus tard par la culture espagnole désireuse alors de rentrer dans la modernité. Sa fortune et son épanouissement en Angleterre, par contre, ne feront que grandir avec le temps.

Un livre possible...
Un livre possible…

Finalement, le tunnel Londres-Madrid nous mène vers plein de surprises : l’Anglais, le plus grand dramaturge moderne, et l’Espagnol, le premier romancier moderne, ne sont pas liés que par des traits esthétiques et stylistiques formels, mais par un lien bien plus profond et, je dirais, fort « charnel ». L’étude de cet improbable « quatuor » littéraire est la clé qui permet la transformation radicale de notre conception du début de la modernité et de notre interprétation de la fabrication des littératures nationales.

Dogs in the bottle: CANE MARCO

Giuseppe A. Samonà

“Ein Hund der stirbt / und der weiss dass er stirbt wie ein Hund / und der sagen kann dass er weiss dass er stirbt wie ein Hund / ist ein Mensch”.

C’est Elisabeth de Fontenay, à l’interieur d’une remarquable réflexion sur l’ineffable et changeante, mobile frontière entre les humains et les animaux (Sans offenser le genre humain : Réflexions sur la cause animale, 2008) qui m’a fait découvrir en traduction cette  phrase d’Erich Fried : « Un chien qui meurt / et qui sait qu’il meurt comme un chien/ et qui peut dire qu’il sait qu’il meurt comme un chien / est un homme » (mais l’allemand, je ne saurais dire pourquoi, est ici encore plus proche du centre de l’univers)… La frontière, ou la différence, ne serait-ce pas la capacité de fabriquer des métaphores ? Du point de vue de l’humain, peut-être. Mais c’est surtout au point de vue du chien que j’ai pensé en lisant ces pages. En particulier, j’ai repensé à une petite histoire que j’avais écrite pour un livre sur les chiens, justement, qui n’a jamais vu le jour : elle s’est coincée dans une bouteille, Dogs in the bottle, que j’aurais voulu au moins jeter à la mer… Même pas… Je la sors aujourd’hui de ce livre qui n’est jamais sorti, cette petite histoire, car elle montre, me semble-t-il, qu’à côté du pouvoir de la métaphore, qui se perd parmi les étoiles, et appartient au Ciel, il y a un pouvoir des chiens, qui ne se perd jamais, il appartient à la Terre… Ne sont-ils pas, les chiens, sur cette terre, en raison de leur queue (qu’ils remuent) et de leur extrême gentillesse (ils remuent la queue), la meilleure partie de l’humanité ? (Mieux :  les chiens, avec les chats et mêmes les ânes, mes animaux préférés, tous vivant ensemble, avec nous, les misérables humains… ) The story is in italian: I dream of a world in which mes amis francophones, and my english speaking friends, y los amigos que hablan y bailan castillano can read italian, e gli italofoni possano leggere l’inglese, il francese, lo spagnolo, tutti possan leggere le lingue di tutti… ViceVersa’s dream,  la utopía más bella. Ed anzi,  l’utopia, vorrebbe buttar dentro anche il tedesco, l’ebraico, l’arabo, il turco, il gujarati… Scriverlo adesso, ricordando, mi fa prendere una boccata d’aria fuori da questo mondo di merda…Cane Marco

cane Marco

è la storia per l’appunto la storia d’un cane (anzi del cane, l’idea di cane, ché nel concreto la storia si svolge in più cani). E poi di un uomo, all’epoca un ragazzino, che molto amando i cani si era fatto cane egli stesso, e in quanto cane – o anche, è lo stesso, in quanto tale (cioè appunto cane) – è stato uno dei migliori uomini che io abbia mai incontrato. È chiaro ? (No – Allora mi spiego…).

Marco era un mio amico d’infanzia che amava i cani. Ne aveva tre o quattro. Vivevano insieme in una grande casa nel quartiere Italia, a Roma. Almeno due volte al giorno li scendeva a passeggio, come si dice pudicamente nel linguaggio dei cani. Tutti insieme, due volte, ma anche poi uno e poi un altro, perché, spiegava, era importante che si sentissero amati tutti insieme e uno per uno, e viceversa (Marco amava esser amato da tutti insieme, e da uno alla volta) – ciò comportava un considerevole numero di ‘discese’, diciamo almeno una decina : Marco insomma passava una gran parte del suo tempo ‘a passeggio’, ora con tutti i cani, ora con un cane solo (e poi un altro, un altro, un etc.). Così, la gente che lo vedeva diceva : Ecco Marco con i cani, o anche (un etc., appunto): … con il cane, o infine (i cani da sempre attirano l’attenzione più di chi li accompagna) : Ecco il cane di Marco. Ma, lo si ricordi, la storia si svolge a Roma, e a Roma le parole sono affettate, arrotate, masticate… – insomma, rispettivamente si diceva :  Marco ch’ii cani, Marco cor cane,  cane ‘e Marco, anzi, più esattamente, biascicando : Marchii cani, Marcoor cane, canee Marco – con un attestarsi sempre più sicuro su quest’ultima forma : che finì per appiccicarsi indistintamente alle bestie, alla bestia, e al padrone.  Dovremmo forse vedere in tutto questo impastato dislocar parole una sorta di premonizione ? o, per dirlo con più rigore, il primo segno, sia pur magico, di  un processo di caninizzazione in atto ? In ogni caso, anche a volersi limitare prudentemente ai fatti, non si può non notare che chi vive insieme finisce per assomigliarsi: e il mio amico Marco passava la vita divisa fra appartamento al quartiere Italia e passeggiate in strada, ma sempre con i cani. Intendiamoci (voglio essere onesto), sto parlando della porzione di vita del mio amico Marco che abbiamo vissuto insieme: che era molta, e bella, ma non tutta – nell’altra vita, quella che non vivevamo insieme, i genitori dell’amico Marco erano separati, e l’amico Marco viveva ora con l’una ora con l’altro… Ma importa ? o meglio, importava ? No, quest’altra vita per noi non era che un’ombra, un’astrazione, soltanto importava a noi la nostra, di vita, e nella nostra vita,  io con altri amici ci ritrovavamo nel grande appartamento del quartiere Italia dove l’amico Marco viveva  solo con i cani, perché il proprietario adulto, credo il padre, era quasi sempre via per affari – ed eccoci spontaneamente uniti in banda, una decina, senza distinzione fra ragazzini e cani (eravamo comunisti, che meraviglia !), scatenati nel dolce appropriarci del luogo, e più in là (fuori dalla finestra, il mondo !), ognuno con la propria creatività, chi ridendo, chi urlando, chi abbaiando, chi gettando nel cortile balle di cotone inzuppato d’alcol e cerini o con fionda contro i vetri delle macchine che sotto sfrecciavano dolorose biglie di vetro, ferro e fuoco appunto, ma innocenti, wouf wouf (which means: bau bau) – è forse mai morto qualcuno ? o anche rimasto ferito ? Eppure una volta è salito il portiere (il Portiere) – Marco abitava al quinto piano – inferocito (s’inferociva facilmente, il brav’uomo, e questo era per noi, regazzini e cani, oggetto ambiguo di paura e divertimento), ammettiamolo, fors’anche un po’ bruciacchiato, ma solo un po’, vale la pena di arrabbiarsi per questo ? Eppure appunto era salito inferocitissimo, e stava lì davanti la porta, con (il mio amico) Marco che coraggiosamente era andato ad aprirgli. Scambi sempre più accesi fra (il mio etc.) Marco, che difendeva la soglia, e l’inferocito incalzante portiere che avrebbe volouto controllare cosa succedeva dentro ma non poteva ché l’eroico difendente Marco non recedeva di un millimetro, mentre noi dietro nascosti – non per paura ma perché il portiere non doveva sapere il nostro numero consistente, e tuttavia impauriti lo eravamo e proprio per questo, che bello, anche divertiti, esistenti – noi nascosti insomma impauriti e impavido-divertiti sghignazzavamo abbaiavamo in silenzio. Quando ecco il Portiere affondare, imprevisto: … Ho trovato in terrazza delle cacche – va detto che l’elegante palazzina in cui si situava l’appartamento di Marco comportava un sesto piano, e si chiudeva appunto con un ampia terrazza condominiale – e Marco pronto, educato : Guardi che io i cani li scendo due volte al giorno… Al che il geniale Portiere, imprevedibile e imprevisto (e si noti nel climax finale il passaggio da ambo le parti al tu « d’ira ») : No, non hai capito, io so riconoscere, quelle sono cacche umane… Al che Marco livido di rabbia : Ma che sei scemo, io c’ho ‘r cesso ‘n casa, mo vvado a cacà’ ‘n terrazza, a gennaio, cor freddo che fà ????!!! Mentre noi gioiosi furiosi incontenibili – cosa mai potevano più contare le convenienze ? – irrompiamo gridando ridendo  abbaiando, e fugge il sorpreso Portiere – ♫ viva la libertà. (Abbaiando, chi ? I cani ovviamente, ma anche il loro capo, e il nostro. Sì, Marco sia pur parlando abbaiò – Ma che sei scemo etc. fu detto abbaiando, parlava e abbaiava, era lo stesso, e infatti capivamo noi e loro, i cani. Un miracolo. Dov’erano gli sciocchi che lo prendevano in giro da anni per un presunto difetto di pronuncia ? Wouf wouf, miracolo, miracolo. Miracolato anche il Portiere, di cui solo adesso misuro la portata del genio. Perché egli, tutti precedendo, per primo aveva intuito l’inquietante coincidenza fra l’uomo e la bestia, anche se certo confusamente, magari odiosamente, e senza potere – gli mancò forse il coraggio ? – tirar le conclusioni della sua faticosa riflessione scatologica – cacca umana versus cacca canina – e, anche questo lo capisco soltanto ora, non noi con le nostre grida, né i cani abbaiando, ne provocammo la fuga, ma Marco, il solo e semplice Marco, che irremovibile gridabbaiando sulla soglia gli era apparso per quel che veramente era, la soluzione tremenda dell’enigma bicacchico da egli, il Portiere, sollevato : cane ! sì, proprio lì, in quel momento, il regazzino Marco si rivelava, concretizzava la sua vocazione, si era fatto cane – il miracoloso processo si era insomma compiuto : cane Marco, cane Marco. Wouf). Viva, sì ♫ viva la libertà, ed evviva cane Marco.

Dice – sapete la voce fuoricampo che intercala sempre dicendo… dice –  ma invece no, non dice niente, l’ho saputo, che è tutta n’artra cosa… Ho dunque poi saputo che l’altra vita è continuata : i suoi genitori riuniti dalla morte, lui stesso ha fatto tre o quattro figli e altri cani; si è, mi dicono, un po’ appesantito (ai tempi della mia storia era un fringuello).  Io anch’io appesantito – la mia altra vita – non son diventato né ricco né famoso, e a questo punto comincio a dubitare. Ma sogno, e questo posso continuare a farlo, sogno che un giorno queste pagine possano arrivare all’amico Marco, e che lui, malgrado il peso degli anni e la paternità, ci si riconosca. Abbaierebbe di nuovo, e a me sembrerebbe di essere immortale – e potrei finalmente morire. Cane Marco, wouf wouf…